RADIOFRECUENCIA
La radiofrecuencia genera un campo eléctrico que cambia de positivo a negativo, lo que causa un movimiento rotacional de las moléculas que genera calor por lo tanto produce un calentamiento profundo que afecta a la piel y tejido graso subcutáneo. Un calentamiento que podríamos decir va de dentro hacia fuera.
Dicho calentamiento va a favorecer: El drenaje linfático, lo cuál permitirá disminuir los líquidos y las toxinas en el que se encuentran embebidos los adipositos del tejido afecto de celulitis. Un aumento en la circulación de la zona que permitirá mejorar el metabolismo tanto del tejido graso subcutáneo como la mejora del aspecto de la piel acompañante. La formación de nuevo colágeno, tanto en la piel como en el tejido subcutáneo, permitiendo que todo el tejido adquiera firmeza gracias a la reorganización de los septos fibrosos y engrosamiento dérmico suprayacente.
Y por último tras la lesión térmica controlada con retracción del tejido hay una respuesta inflamatoria que se verá acompañada de migración de fibroblastos, lo cual reforzará aún más la estructura de colágeno, dando como resultado un rejuvenecimiento de la zona tratada.
El efecto inmediato de la aplicación de radiofrecuencia es la retracción del colágeno, con más o menos rapidez según los casos. Sin embargo, lo que se pretende conseguir gradualmente es la reestructuración del colágeno profundo, lo que incluye que se formen fibras nuevas que sustituyan a las envejecidas y hagan los tejidos más elásticos, se favorezca la homeostasis y, en general, mejore el estado de la piel eliminando de ella las huellas del paso del tiempo. Este proceso es más lento y, según los casos y dependiendo del estado en el que se encuentre el colágeno de la persona, se produce entre los dos y cuatro meses posteriores al tratamiento. De hecho se han realizado estudios histológicos que demuestran cambios importantes en la remodelación del colágeno a partir de la sexta semana posterior a la aplicación de la radiofrecuencia.